10/10/09

NUBES




Cuatro nubes

en cada esquina polar

intentando derrumbar el monumento

con un hilo

de Ariadna

se proyectan sobre el suelo las sombras

de inacabada existencia

la incertidumbre

del despojo

la caída

un beso de plomo

una llama opaca

un absorvo de luz,

atravesando el umbral de la partida

acariciando finamente

la piel descarcarada

luego, como la fuente vecina

ocupaba yo el lugar del enfermo

y rebuscaba

entre los cuerpos aglutinados

un espacio para mí

y un colchón para alguien imposible

y comienza a llover

una lluvia ácida

distante en algún sentido

posiblemente derrumbada,

como una placa de cobre

moja mis pies

y moja los puentes del centro,

ya parece una melancolía

un ayer,

un oscuro epígrafe del deseo

y aletea sobre mi espalda

con disfraz de mujer

el agua es un símbolo capaz de herirme

el rostro tenue y quebrado del silencio,

es tan liviano a su vez,

tan cotideano,

es como un sutil anzuelo

deseable, profundamente deseable,

fino y maligno,

letal.

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