I.
Viento que sopló y derrotó
muchedumbres de edificios en un istante
y negros se volvieron aquellos ojos
sorprendidos, derrotados,
hasta humillados por su propia vergüenza,
cansados tratando, debatiéndo en si debieran seguir
o masacrar, de una vez por todas
su existencia infame.
Hubo, se hizo, de pronto un mar
y habríamos podido naufragar hasta el infinito.
II.
Hemos venido del alado,
del hombre puro enteramente blanco
primogénito de Dios,
a órden de vivir nuestro decenso
hasta tocar lo sólido, lo humano.
Y él mismo a través de un viento megáfono
nos arroja al eco sordo:
-Vuelvan mis hijos, si tan sólo
pudieran sobrevolar la montaña y sus troncos,
yo los recibiré siempre
aunque con una lágrima de dolor
y con una palma
ya vieja,
una suave tela-desierto
como un soplo, vuelvan, vuelvan a mi lecho,
un ronco susurro en la noche, en la estrella solitaria
de la noche
y ese pálpito que hizo merecer una esfera ojo;
un ser vulnerable que caído del cielo
presenciaba su armónica degradación,
que de su brazo idealizaba extenderse
hasta el padre allá tan lejos
ya consumido en el recuerdo, en un cosmos,
-adiós,
no me olvides-
pronunciaba desde la colina terrena
con la vaga ilusión de una sombra
que emancipara su deseo hasta el receptor Dios
allá lejos, ya ausente.
Adiós, no me olvides en el desierto tardío del tiempo
corren cocodrilos
y saquean todo, absolutamente todo
no tengo derechos
soy una aberrante casualidad en el entorno
no pertenezco a sus tejidos, no logro entrar en ellos
no me olvides en el desierto tardío del tiempo! Llévame de vuelta contigo!
y se escuchó una cascada metálica
filos y filos de navaja sobre su cuerpo
no me olvides, no, en el desierto tardío del tiempo!
Se estiró pobre, insuficiente, un brazo como halo de pañuelo
Y de una boca sumamente suave, hiriente,
Intentaba rescatar alguna frase como recuerdo de un padre
Alguna pequeña gota de anís o madera
Algo, un espíritu endeble a lo menos,
Pero le fue imposible, sólo vió un rizoma de caretas,
Y mientras se desvanecía en el aire alcanzó a gritar
¡Tu ojo es un muro rígido! No me recuerda sino
la decadencia del naúfrago,
NO ME DEJAS SER AGUJA EN TU UNIVERSO
NO ME DEJAS LO QUE ME PERTENECE
¡ME HAS ROBADO! ¡LADRÓN! ¡LADRÓN!
…ladrón…
ladrón…………. …
Pluma a pluma, derrotadas en tierra, insignificantes en la rotación del sol,
Pluma a pluma, construyendo un nuevo cuerpo capaz
(en último caso, de sufrir su infancia primera)
pluma a pluma, conos de ceniza entre los dedos
relojes vivos pero obsoletos, teñidos de un fracaso terroso
Rosa, pluma a pluma en un hemisferio redundante
Cada vez que mira al cielo es para verse en el espejo
En el reflejo sórdido del espacio infinito
En la costra impenetrable del universo
Pluma a pluma los hombres
Intentaríamos regresar nuevamente a Sión, paso a paso sobre una escalera
De hule
De polvo
De cemento
Aquí estaríamos encerrados cien años más,
Hijos absolutos del desierto y la arena
Hijos de la noche errante, de lo imposible
Hijos de la montaña gigantesca…
Ajenos, lejanos, distantes
Echando de menos un planeta certero y tibio
Madurando pobres en el destierro
LEVANTANDO DEL SUELO NUESTRAS BOLITAS VIDENTES PARA NOMBRARLES UN LUGAR HABIDO
Que hoy es sólo memoria
Que se representa en el viento norte
Y que permanece inaccesible, allá lejos
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