1/10/09

NO ME DEJES EN LA TIERRA

I.

Viento que sopló y derrotó

muchedumbres de edificios en un istante

y negros se volvieron aquellos ojos

sorprendidos, derrotados,

hasta humillados por su propia vergüenza,

cansados tratando, debatiéndo en si debieran seguir

o masacrar, de una vez por todas

su existencia infame.

Hubo, se hizo, de pronto un mar

y habríamos podido naufragar hasta el infinito.

II.

Hemos venido del alado,

del hombre puro enteramente blanco

primogénito de Dios,

a órden de vivir nuestro decenso

hasta tocar lo sólido, lo humano.

Y él mismo a través de un viento megáfono

nos arroja al eco sordo:

-Vuelvan mis hijos, si tan sólo

pudieran sobrevolar la montaña y sus troncos,

yo los recibiré siempre

aunque con una lágrima de dolor

y con una palma

ya vieja,

una suave tela-desierto

como un soplo, vuelvan, vuelvan a mi lecho,

un ronco susurro en la noche, en la estrella solitaria

de la noche

y ese pálpito que hizo merecer una esfera ojo;

un ser vulnerable que caído del cielo

presenciaba su armónica degradación,

que de su brazo idealizaba extenderse

hasta el padre allá tan lejos

ya consumido en el recuerdo, en un cosmos,

-adiós,

no me olvides-

pronunciaba desde la colina terrena

con la vaga ilusión de una sombra

que emancipara su deseo hasta el receptor Dios

allá lejos, ya ausente.

Adiós, no me olvides en el desierto tardío del tiempo

corren cocodrilos

y saquean todo, absolutamente todo

no tengo derechos

soy una aberrante casualidad en el entorno

no pertenezco a sus tejidos, no logro entrar en ellos

no me olvides en el desierto tardío del tiempo! Llévame de vuelta contigo!

y se escuchó una cascada metálica

filos y filos de navaja sobre su cuerpo

no me olvides, no, en el desierto tardío del tiempo!

Se estiró pobre, insuficiente, un brazo como halo de pañuelo

Y de una boca sumamente suave, hiriente,

Intentaba rescatar alguna frase como recuerdo de un padre

Alguna pequeña gota de anís o madera

Algo, un espíritu endeble a lo menos,

Pero le fue imposible, sólo vió un rizoma de caretas,

Y mientras se desvanecía en el aire alcanzó a gritar

¡Tu ojo es un muro rígido! No me recuerda sino

la decadencia del naúfrago,

NO ME DEJAS SER AGUJA EN TU UNIVERSO

NO ME DEJAS LO QUE ME PERTENECE

¡ME HAS ROBADO! ¡LADRÓN! ¡LADRÓN!

…ladrón…

ladrón………….

Pluma a pluma, derrotadas en tierra, insignificantes en la rotación del sol,

Pluma a pluma, construyendo un nuevo cuerpo capaz

(en último caso, de sufrir su infancia primera)

pluma a pluma, conos de ceniza entre los dedos

relojes vivos pero obsoletos, teñidos de un fracaso terroso

Rosa, pluma a pluma en un hemisferio redundante

Cada vez que mira al cielo es para verse en el espejo

En el reflejo sórdido del espacio infinito

En la costra impenetrable del universo

Pluma a pluma los hombres

Intentaríamos regresar nuevamente a Sión, paso a paso sobre una escalera

De hule

De polvo

De cemento

Aquí estaríamos encerrados cien años más,

Hijos absolutos del desierto y la arena

Hijos de la noche errante, de lo imposible

Hijos de la montaña gigantesca…

Ajenos, lejanos, distantes

Echando de menos un planeta certero y tibio

Madurando pobres en el destierro

LEVANTANDO DEL SUELO NUESTRAS BOLITAS VIDENTES PARA NOMBRARLES UN LUGAR HABIDO

Que hoy es sólo memoria

Que se representa en el viento norte

Y que permanece inaccesible, allá lejos

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