Los cuchillos del aposento
en el último residuo de aquella calle
ocultos como el barro,
a la distancia difíciles emblemas…
un acto poético en toda su esperanza
una lápida,
un rígido cemento para mi deslumbre
una fuerza retraída entre las gentes
En la era animal, miles de suspiros
preguntándose la causa del hambre
y después, los inversos goterones de sangre
ojos, ojos tras miradas de ojos
nunca olvidarían el pasado
y sin embargo estarían cerca de aparecerse nulos,
¡Cuchillos clavarían su filuda trompeta!
¡El día caería nuevamente transformado en ocaso!
Y los rezos repartidos como entrañas de pan,
dejaríanse caer al suelo mascullando,
sellando el pacto,
atravesando nuevamente la barrera del pobre.