12/10/09

DIOS Y LA RABIA

Me veo caminando en un terreno frondoso, similar al edén, me cubre un cielo de nubes –Dios y la rabia– se apodera de mí, me exede; en el suelo la separación, el leopardo y la muerte, mi muerte que así tiembla, se arrebata contra la gravedad. Camino al prado guiado por una estrella, estrella de Belén, corazón idealizante que soporta la soledad con un fin indeterminado, imposible desde mi comprensión, absurdo en cuanto la escitura sólo me atrapa y me encajona, materializa mis emociones en secuencias tipográficas, toscas.

No habría entonces manera alguna de expresar mi sentir hacia ese ideal –YO, una i de I yo y yo, con mis pies mudos, inoperantes, desvaneciéndose en la tierra a medida que pasa el tiempo–.

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