Otra vez atardece sobre m i ventana. Ahora ya, espero la primera etapa del brote, la semilla equívoca puesta en el útero de una mujer, en el seno de la humanidad para que entonces viéramos lo que es antinatura, aquel horizonte indeseable del rostro y de la sombra, el descubrimiento del ego, de la pérdida, del asalto, de la nostalgia, de la agonía y la lejanía.

27/10/09
Otra vez atardece sobre m i ventana. Ahora ya, espero la primera etapa del brote, la semilla equívoca puesta en el útero de una mujer, en el seno de la humanidad para que entonces viéramos lo que es antinatura, aquel horizonte indeseable del rostro y de la sombra, el descubrimiento del ego, de la pérdida, del asalto, de la nostalgia, de la agonía y la lejanía.
ATARDECER
Corazón rojo, rebosante de lágrimas
olvida el eterno resplandor de su sonrisa,
dedicame tan sólo una metáfora,
en la última celebración del milenio,
¡devastado está mi corazón,
si preguntaste si algún día Dios se haría cargo!
Mi pena es tán profunda y mi recuerdo tan ínfimo,
mi coraje ante la aurora, siempre despierto
se aleja un barco, fruto del deseo extraviado,
se aleja de mí y nos alejamos para siempre ambos.
Corazón agónico,
rima en mí la semilla del mal,
como la única existencia posible
corazón cuyo renombre se agota en la distancia
aprendí de ustedes hombres
los senderos del oscuro rebalse,
al parecer amanecimos juntos, de la mano
y el calor de pronto me agotó la semilla
suena un eco sordo,
oscura reverberancia de mi cerebro
acorralado contra un féretro, yo soy hombre
y la pieza esencial de mi lectura
no da espacio suficiente a mi agonía
que sin duda los extremos
determinan ya su historia quebrada
algo en nosotros _ como una ventana
habríase declarado abyecto
suenan, siempre, los sonidos sonidos de mi espejo
la permanente maquinación,
el miedo por vias del medio
la injusticia de mi decadencia,
el extraño asalto que significó tu cercanía
el llanto incesante de mi estómago abierto
el llanto incesante de mi corazón corroído.
12/10/09
DIOS Y LA RABIA

Me veo caminando en un terreno frondoso, similar al edén, me cubre un cielo de nubes –Dios y la rabia– se apodera de mí, me exede; en el suelo la separación, el leopardo y la muerte, mi muerte que así tiembla, se arrebata contra la gravedad. Camino al prado guiado por una estrella, estrella de Belén, corazón idealizante que soporta la soledad con un fin indeterminado, imposible desde mi comprensión, absurdo en cuanto la escitura sólo me atrapa y me encajona, materializa mis emociones en secuencias tipográficas, toscas.
10/10/09
NUBES
Cuatro nubes
en cada esquina polar
intentando derrumbar el monumento
con un hilo
de Ariadna
se proyectan sobre el suelo las sombras
de inacabada existencia
la incertidumbre
del despojo
la caída
un beso de plomo
una llama opaca
un absorvo de luz,
atravesando el umbral de la partida
acariciando finamente
la piel descarcarada
luego, como la fuente vecina
ocupaba yo el lugar del enfermo
y rebuscaba
entre los cuerpos aglutinados
un espacio para mí
y un colchón para alguien imposible
y comienza a llover
una lluvia ácida
distante en algún sentido
posiblemente derrumbada,
como una placa de cobre
moja mis pies
y moja los puentes del centro,
ya parece una melancolía
un ayer,
un oscuro epígrafe del deseo
y aletea sobre mi espalda
con disfraz de mujer
el agua es un símbolo capaz de herirme
el rostro tenue y quebrado del silencio,
es tan liviano a su vez,
tan cotideano,
es como un sutil anzuelo
deseable, profundamente deseable,
fino y maligno,
1/10/09
Lumbre
Concluye el ciclo de los planetas
y florece de pronto en mí
un aire como alivio
una tela volátil carga mi lágrima solitaria
yo te regalo mi lumbre
tu me has dado a cambio
el susurro permanente de la palabra
la inmanente astucia del silencio que sonríe
hoy los cuerpos todos, hasta los que arrastrados se dejaron caer
hoy miraban petrificados un espacio anónimo,
y la conducta del universo
toda su conducta
se quedó anclada, arrebatada sin ti,
somos eco, residuo de tu lomo
ahijados de tu pecho,
y los edificios
edificios de mi entorno
buscan sus palabras para construir horizontes,
y qué soy yo? una suerte de memoria en el tiempo
una nube solitaria
un esperando continuo
Soy la relación que tuvimos
soy la reacción de tu imposible
soy la defenza de tu estima y de tu lucha
En memoria
NO ME DEJES EN LA TIERRA
I.
Viento que sopló y derrotó
muchedumbres de edificios en un istante
y negros se volvieron aquellos ojos
sorprendidos, derrotados,
hasta humillados por su propia vergüenza,
cansados tratando, debatiéndo en si debieran seguir
o masacrar, de una vez por todas
su existencia infame.
Hubo, se hizo, de pronto un mar
y habríamos podido naufragar hasta el infinito.
II.
Hemos venido del alado,
del hombre puro enteramente blanco
primogénito de Dios,
a órden de vivir nuestro decenso
hasta tocar lo sólido, lo humano.
Y él mismo a través de un viento megáfono
nos arroja al eco sordo:
-Vuelvan mis hijos, si tan sólo
pudieran sobrevolar la montaña y sus troncos,
yo los recibiré siempre
aunque con una lágrima de dolor
y con una palma
ya vieja,
una suave tela-desierto
como un soplo, vuelvan, vuelvan a mi lecho,
un ronco susurro en la noche, en la estrella solitaria
de la noche
y ese pálpito que hizo merecer una esfera ojo;
un ser vulnerable que caído del cielo
presenciaba su armónica degradación,
que de su brazo idealizaba extenderse
hasta el padre allá tan lejos
ya consumido en el recuerdo, en un cosmos,
-adiós,
no me olvides-
pronunciaba desde la colina terrena
con la vaga ilusión de una sombra
que emancipara su deseo hasta el receptor Dios
allá lejos, ya ausente.
Adiós, no me olvides en el desierto tardío del tiempo
corren cocodrilos
y saquean todo, absolutamente todo
no tengo derechos
soy una aberrante casualidad en el entorno
no pertenezco a sus tejidos, no logro entrar en ellos
no me olvides en el desierto tardío del tiempo! Llévame de vuelta contigo!
y se escuchó una cascada metálica
filos y filos de navaja sobre su cuerpo
no me olvides, no, en el desierto tardío del tiempo!
Se estiró pobre, insuficiente, un brazo como halo de pañuelo
Y de una boca sumamente suave, hiriente,
Intentaba rescatar alguna frase como recuerdo de un padre
Alguna pequeña gota de anís o madera
Algo, un espíritu endeble a lo menos,
Pero le fue imposible, sólo vió un rizoma de caretas,
Y mientras se desvanecía en el aire alcanzó a gritar
¡Tu ojo es un muro rígido! No me recuerda sino
la decadencia del naúfrago,
NO ME DEJAS SER AGUJA EN TU UNIVERSO
NO ME DEJAS LO QUE ME PERTENECE
¡ME HAS ROBADO! ¡LADRÓN! ¡LADRÓN!
…ladrón…
ladrón…………. …
Pluma a pluma, derrotadas en tierra, insignificantes en la rotación del sol,
Pluma a pluma, construyendo un nuevo cuerpo capaz
(en último caso, de sufrir su infancia primera)
pluma a pluma, conos de ceniza entre los dedos
relojes vivos pero obsoletos, teñidos de un fracaso terroso
Rosa, pluma a pluma en un hemisferio redundante
Cada vez que mira al cielo es para verse en el espejo
En el reflejo sórdido del espacio infinito
En la costra impenetrable del universo
Pluma a pluma los hombres
Intentaríamos regresar nuevamente a Sión, paso a paso sobre una escalera
De hule
De polvo
De cemento
Aquí estaríamos encerrados cien años más,
Hijos absolutos del desierto y la arena
Hijos de la noche errante, de lo imposible
Hijos de la montaña gigantesca…
Ajenos, lejanos, distantes
Echando de menos un planeta certero y tibio
Madurando pobres en el destierro
LEVANTANDO DEL SUELO NUESTRAS BOLITAS VIDENTES PARA NOMBRARLES UN LUGAR HABIDO
Que hoy es sólo memoria
Que se representa en el viento norte
Y que permanece inaccesible, allá lejos